La poca experiencia de vida que tengo me ha enseñado que nadie es dueño de nada, todo es una ilusión, y eso incluye tanto los bienes materiales como los que no lo son. Aquel que ya perdió algo que daba por hecho, al final aprende que nada le pertenece, y si nada me pertenece, tampoco tengo nada que perder. No tengo por qué utilizar mi tiempo cuidando cosas que no son mías; cosas que no me pertenecen, mejor vivir como si hoy fuera el último día de mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario